A partir de una convocatoria destinada a personas mayores para participar de encuentros exploratorios comenzó el proceso creativo de Yo bailo. La premisa fue vivenciar la danza sin límites de edad, ni de formación. Las participantes se involucraron durante los encuentros con las propuestas del coreógrafo quien, a su vez, en base a lo que propusieron ellas, terminó de dar forma a una obra sostenida en las historias personales, compartidas a través de sus relatos, pero sobre todo a través de sus propios cuerpos.