Eduardo II es un ser desmesurado, llevado por sus deseos y fascinado con el poder. Y es, también, un gobernante con plena consciencia de sus responsabilidades. Pero pretende conjugar el bien del reino con su felicidad personal, gobernar para el común desde su propio deseo. Y cuando las demandas de uno y otro entran en conflicto, se desencadena la tragedia. Carlos Gamerro, Oria Puppo y Alejandro Tantanian estrenan su propia versión de la pieza sombría de Christopher Marlowe, la primera en poner a la homosexualidad en el centro de la escena.